Capítulo 56

Capítulo 56

A las 7:30 de la mañana, de pronto apareció Alicia. La mujer entró sin llamar, con el rostro altivo, como si aquella casa siguiera siendo suya.

Una de las sirvientas que custodiaba la entrada intentó detenerla.

—Señora, no puede entrar así sin más…

Alicia apartó con brusquedad la mano de la criada.

—¡Quítate de en medio! No me des órdenes. Esta fue mi casa, y aún tengo derecho a entrar cuando se me antoje —su voz resonó fuerte, cargada de ira y orgullo—. Y llámame señora. Aquí sigo siendo la señora, ¿entendido?

Daryl, que acababa de bajar del piso superior vestido con una camisa blanca, se detuvo en seco al verla en la sala de estar. Su mirada se endureció al instante y su mandíbula se tensó.

—Alicia —su voz era grave, gélida—. ¿Qué haces aquí? ¿No sabes que sin mi permiso no puedes entrar?

Ella sonrió con arrogancia, cruzándose de brazos.

—¿Qué pasa? ¿No te gusta verme, Daryl? No olvides qu
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