Capítulo 50
Los pasos de Lilian en la acera sonaban lentos y desordenados. Desde que salió de la oficina del señor Aditya, su cabeza estaba llena de palabras que le oprimían el pecho. Este caso es difícil… Carlos tiene un gran poder financiero y muchas conexiones. Esa frase se repetía una y otra vez, presionando su mente.—¿Y si de verdad pierdo? —murmuró Lilian en voz baja, casi inaudible para sí misma.Lilian caminaba despacio hacia su apartamento. El sol de la tarde le quemaba la piel y el sudor le corría por las sienes. Sus pasos eran pesados, su cuerpo cada vez más débil.A pocas manzanas de su apartamento, de repente su visión comenzó a nublarse. Su respiración se volvió corta y su rostro estaba pálido como el papel. Se detuvo un instante, intentando sostenerse con la reja de una casa cercana, pero su cuerpo ya no respondía.En ese momento, un coche negro se detuvo al final de la calle. De él bajó Daryl apr