[ZAED]
Al día siguiente
La luz del amanecer se filtra entre las cortinas del penthouse y me despierta con un dolor sordo en el pecho.
Por un segundo no recuerdo dónde estoy. Solo veo el reflejo del mar desde la ventana y siento la sal aún pegada en mi piel. Entonces todo vuelve: Alya, su llanto, su voz quebrándose en la orilla. “Lo perdí.”
Cierro los ojos. No puedo borrar su rostro ni el peso de su historia. Cada palabra sigue martillando en mi cabeza, mezclándose con la culpa, con ese maldito “si tan solo…” que no me abandona.
Me muevo apenas y siento algo tibio rozando mi brazo. Giro la cabeza.
Isabella.
Está dormida a mi lado, envuelta en las sábanas blancas, con el cabello revuelto sobre la almohada. Por un instante mi mente se niega a aceptar lo obvio. No sé cómo llegó hasta aquí. No sé en qué momento entró.
Solo sé que anoche no estuve con ella.
Respiro hondo y me incorporo despacio, intentando no despertarla. Pero Isabella siempre ha tenido el sueño ligero. Se mueve, sonríe y a