[ZAED]
Ver a Alya alejarse en la playa ha sido igual de doloroso que aquel día en que me marché de Miami para protegerla de mi padre. Cada ola que rompía contra la arena parecía recordarme la distancia que he puesto entre nosotros, y siento que ese pequeño acercamiento que logramos en los últimos días se desvanece de nuevo por completo… por mi culpa. No puedo dejar de preguntarme cómo fui tan imbécil, cómo no me aseguré de que no existiera ni la mínima posibilidad de que Isabella quedara embarazada. Ahora ese bebé me ata a ella, quiera o no, y cualquier posibilidad de un futuro con Alya se siente irreal, imposible.
El viaje hacia la empresa es un suplicio. Cada semáforo, cada calle, parece burlarse de mí. Los empleados me saludan con entusiasmo; los socios ya me miran como si todo lo que traje de Europa fuera un salvavidas que llevará la empresa a otro nivel. Como si necesitaran mis conexiones internacionales para lograrlo. Como si la empresa no hubiera sido uno de los referentes más