Emily

El silencio de la casa me pesa como nunca. Cada rincón parece guardar secretos, cada sombra me recuerda lo que descubrí. No puedo seguir callando después de lo que Angelo me dijo. No después de saber lo que Elijah hizo.

Camino hacia la habitación de mi hermano con el corazón golpeando en mi pecho. Mis pasos resuenan en el pasillo, como si anunciaran la tormenta que está por estallar.

Abro la puerta sin tocar. Elijah está sentado en el borde de la cama, con la mirada perdida en el suelo. Cuando me ve, apenas levanta la cabeza.

—Emily… —murmura, como si supiera lo que viene.

Me cruzo de brazos, intentando contener la rabia.

—Ya lo sé todo —digo, y no puedo evitar que mis palabras salgan temblorosas.

Su rostro se tensa, confirmando lo sucedido.

—Vaya, eso fue rápido. —Sonríe con amargura—. Veo que tienes mejores informantes que nuestro padre.

—¿Cómo pudiste caer tan bajo? —pregunto, con la voz quebrada—. ¡¿Cómo pudiste abusar de una mujer inocente, solo para que papá pudiera salirs