Capítulo 13. Belleza de ángel
Angelo
—El club está a reventar —espeta Alice apenas pone un pie dentro de la oficina.
Su presencia me perturba de inmediato, y desde ahora sé que no podré volver a concentrarme en mi trabajo.
—Normal… Es sábado. —Me encojo de hombros, regresando la vista al monitor de mi computadora—. ¿Alguna novedad?
—No, ninguna —responde, su tono melancólico me hace darme cuenta de lo tosco que he sido con ella.
«Mierda… Cada vez se vuelve más difícil convivir con ella», pienso.
Respiro profundo, tratando de calmar mi mal humor, pero me conoce tan bien que sé que no servirá de nada fingir que todo está bien.
—Deberías ir con los chicos —sugiero, ofreciéndole una sonrisa—. Estoy un poco ocupado por aquí.
—¿Te molesta mi presencia?
—Sabes que no es eso, Al. —Le lanzo una mirada acusadora que la hace rodar los ojos, pero no le toma demasiada importancia y se deja caer en el sofá junto a mí—. Tengo que revisar la contabilidad del club.
—¿Qué no tienes empleados que hacen eso? —cuestiona con sorna.