Me senté en sus piernas con rigidez como una roca, podía sentir su intensa mirada mientras lo miraba de soslayo. El silencio solo era un arma más para reactivar nuestra imaginación, para que aquello que intentaba salir, no lo pudiera contener. Oí su respiración pesada y la fragancia intensa de los frutos frescos de la manzana verde. Tomo mi rostro de repente para que lo mirara y mi corazón latió con fuerza. Entonces recordé.
—Siempre pensé que querías mostrarte como el bueno de la película, pero que engañes a tu novia haciendo estas cosas, no es muy leal de tu parte —esbozó una sonrisa apartando mi rostro.
—¿Y quién dice que quiero ser el bueno de la historia? Quiero venganza, por lo que dos personas me hicieron… y no sabes lo mucho que lo estoy disfrutando. Así que deja de darme lecciones, que solo eres una manipuladora, no quedas mejor en la historia. —solté un suspiro de dolor alzando la cucharada para darle de comer, pero la ira y la rabia de saber que él no era la única víctima d