Por unos instantes, Eva se perdió en aquel beso, un recuerdo borroso le llegó, aunque rápidamente se disipó. Esta vez, no había sido un castigo, era algo diferente, la sensación era diferente y, a pesar de no saber besar, sintió algo extraño.
Luego su mente reaccionó, fue ahí donde, con toda la fuerza que pudo, abofeteó a Alejandro.
- ¿Qué demonios te pasa? ¿Qué quieres de mí? ¡Déjame en paz! ¡Demonios! ¡Sal de mi maldita habitación! - Dijo Eva al ser soltada por Alejandro.
Martina se había retirado segundos antes, sintiendo una gran emoción, la escena presenciada le dejaba claro algo, su hija, no tenía otras intenciones con Demian y de eso podría estar tranquila.
Lo que ella desconocía por completo era que las acciones de Alejandro estaban rompiendo por completo el corazón de su hija.
Volviendo a la habitación de Eva, Alejandro sobaba su mejilla, se sorprendía de la fuerza que podría tener alguien tan pequeña, para él.
Sin encontrar las palabras correctas para expresar lo que quería,