Eva y Alejandro llevaban ya un par de meses que habían vuelto a vivir juntos. Los primeros días habían sido un torbellino de emociones, buenas y malas, pues la luna de miel duraba poco.
Gracias a que estaba Augusto a su lado, ambos hacían el propósito por no dejarse llevar, por lo que su carácter exigía.
Un lunes cualquiera, Alejandro leía las noticias en su oficina, estaba un poco cansado y necesitaba distraerse, pues en breve entraría a una importante reunión.
El leía algunos artículos de finanzas y de la bolsa de valores, cuando una nota atrajo su atención.
- “Teódulo Carrasco, el patriarca de los Carrasco, ha fallecido”
Definitivamente, esta nota tenía que leerla con atención y detenimiento. Aquella nota era breve y solo daba detalles muy básicos de lo que sería el sepelio.
De pronto, una punzada atravesó su corazón, él sabía perfectamente bien que, a la muerte de Teódulo Carrasco, quien subiría al mando de los negocios familiares, era nada más y nada menos que Sergio Carrasco.
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