Oriol había estado viendo cómo era la interacción entre Eva y Augusto en los últimos días, él estaba viviendo lo mismo solo que, en su caso, su hija no sabía ni de su existencia y él, sinceramente, no se atrevía a buscarla.
- Eva, ¿Cómo estás?
- Hablando de trabajo, excelentemente bien, estoy por cerrar un trato importante con el cliente quisquilloso que tienes. Pero, si me preguntas de mi vida personal, ahí sí, para qué te voy a mentir, mi vida está en caída libre.
- Eva, he estado pensando en algo…
- ¿En qué?
- Bueno, no quiero que lo tomes como una presión de mi parte, pero, tengo algunos negocios en México que, sinceramente, creo que, bajo tu dirección, podrían repuntar y dejar de estar estancados…
- ¿Qué estás queriendo decir con esto? ¿Acaso me estás corriendo?
- ¡Calmada, fiera! ¡Calmada! Lo que estoy queriendo decir es que, si quieres irte a México, aunque no lo quisiera, tú podrías tener empleo ahí, incluso podría darte la dirección, ya que aquellos negocios, no están siendo