- Mamá, ¿Por qué papá no está aquí? ¿Por qué no podemos estar cerca de papá?—preguntó Augusto, intrigado.
Habían pasado ya algunas semanas desde que Alejandro, Augusto y Eva comenzaron la travesía de verse los fines de semana; no era algo fácil, pero lo intentaban.
En esta ocasión, Augusto estaba un poco molesto con ambos, puesto que, Eva había tenido mucho trabajo el fin de semana y Alejandro no había podido viajar, por lo que el menor ya auguraba que solo eran buenas intenciones aquellos pocos fines de semana juntos.
- Tu papá vive del otro lado del océano… -dijo Eva, poniéndose en cuclillas para estar a la misma altura que su hijo. – Ambos hacemos lo posible para que pasemos tiempo juntos, pero… Habrá ocasiones en las que no se podrá dar por más que lo intentemos.
- ¿Por qué no podemos estar juntos?—preguntó el niño con insistencia.
- Bueno, tu padre y yo, vivimos en lugares diferentes…
- ¿Podríamos vivir con él?
- No, no podemos, él vive en México y yo ahí no tengo nada que