Eva miró al hombre que estaba parado en la puerta del consultorio, sabía que de negar la entrada se metería en problemas, así que cuando la doctora la miró, ella asintió.
El hombre, sin decir más palabra, solo entró al consultorio. Eva no sabía qué estaba sucediendo, nada de esto estaba en sus planes, ¿Qué demonios podía querer este hombre? Hoy realmente se sintió vulnerable, no era que este hombre lograra intimidarla a ese grado, más bien era que realmente, al escuchar su voz, creyó que se trataba de Alejandro.
Al salir del tocador con la bata puesta, sentía tanta vergüenza que no sabía cómo pasaría eso. Por otro lado, el hombre hablaba amenamente con la doctora Ruiz, quien, en su momento, pensó que él era el padre, se veía muy mayor para la joven que atendía, pero hoy día, le había tocado ver varios casos así, por lo que no hizo muchas preguntas.
Maximiliano estaba seguro de lo que sucedía y se había percatado de que su hijo, si ese testarudo, en lugar de pedirle ayuda, se había l