- Maldita mujer, ¿De dónde demonios salió? ¿Quién se cree esa? ¿Cómo es que de la noche a la mañana esta idiota está arriba? Yo trabajé tanto por ser digna para Alejandro. -digo mientras me miro en el espejo.
Termino de lavar mis manos y regreso a la mesa, Maximiliano me invitó a cenar, espero tenga una muy buena explicación a lo que acaba de suceder hoy. Salgo del tocador y me dirijo a la mesa, el hombre toma un trago de aquel delicioso vino, me mira con algo que aún no logro descifrar.
- Prueba el vino, está delicioso… -dice y me incita a tomar de mi copa.
- ¿Maximiliano?
- Dime…
- ¿Qué fue todo eso que pasó hoy?
- ¿Qué fue qué?
- El hecho de presentar a la esposa, el hecho de que ella ahora ocupa el lugar que algún día prometiste sería mío…
- Alana, debes entender una cosa… Mi hijo ya es un adulto y ya no puedo decidir por él. Si él quiere a una mujer como Eva en su vida, pues que la tenga.
En cosas del amor de mis hijos, yo no me voy a meter y lo sabes bien, además, no es mi culpa