Mientras que en casa de Eva y Alejandro se seguía consumando ese extraño amor que nacía entre ambos.
En la ciudad de México, la familia Díaz rogaba por buenas noticias, incluso Sergio Carrasco estaba en sala de espera de buenas noticias relacionadas con Antonio Díaz.
Luego de un par de horas, finalmente alguien salió de la sala de urgencias para dar noticias del paciente que ellos esperaban:
- Familiares de Antonio Díaz.
- Sí, aquí estamos… -dijo Esther Reyes, la flamante esposa.
- Bien, el señor Díaz, ya está estable, tuvo un preinfarto, pero ya pudimos estabilizarlo. En breve ya lo estarán pasando a su habitación para que pueda descansar.
- ¿Podemos pasar a verlo?
- Mmm… Lo ideal sería que solo fuese una persona.
- ¡Está bien! ¡Gracias, doctora! -dijo Esther, preocupada, peor a la vez, sintiendo cómo el alma regresaba a ella.
La mujer quería a su marido, pero, siendo completamente honesta consigo misma, ella estaba más preocupada por lo que sucedería con ella y su hija, si el flaman