36. Dije sí, al vestido
Emilia Díaz
No hay otra forma de describir lo que siento. Porque, después de todo lo que he vivido, de las lágrimas, las heridas, los tropiezos… por fin, estoy construyendo lo que siempre soñé: una familia. Mi familia.
Un esposo que me ama con locura, con esa devoción silenciosa que se siente incluso cuando no dice una sola palabra. Álvaro no solo es cariñoso y protector… es mi protector. Mi hogar. Y aunque tiene ese aire serio y varonil que lo vuelve tan imponente, conmigo es un hombre diferente. Tierno. Paciente. Apasionado. Si no me amara, nunca habría regresado a la capital. Nunca habría cruzado océanos emocionales solo para reencontrarme.
Mientras acomodo los platos sobre la mesa, coloco con cuidado las servilletas bordadas a mano que compré la semana pasada. Me detengo un instante a mirar las flores que adornan el centro: girasoles y tulipanes. Mis favoritos. Polita me ayudó a armar los arreglos, decía que los girasoles representan la lealtad y los tulipanes el amor sincero. Así