Él te suplicará de rodillas.
Katherine cerró la puerta del baño tras de sí.
—¿Qué acaba de pasar? —susurró para sí misma sin mirarse al espejo con las piernas temblorosas.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras que ella se mordía el labio inferior.
Llevó su mano hasta ese mismo lugar, aún sentía la quemadura del beso en los labios, el peso invisible de Cassian sobre su piel, como si el deseo que había dejado en ella fuera un tatuaje que no podía borrar. Se aferró al borde del lavamanos intentando recuperar el control, pero al levantar la mirada hacia el espejo, su reflejo la desarmó.
Sus mejillas estaban encendidas, sus labios hinchados por la intensidad de los besos. No parecía ella, o tal vez sí. Tal vez esa era la versión que Cassian había despertado.
"Tengo que parar con esto."
Entonces recordó el libro.
Soltó una maldición ahogada. Lo había tenido en las manos pero al momento de golpear a Cael lo había soltado y olvidado, lo necesitaba para volver a casa, para entender dónde estaban los cuarzos, cómo abri