Katherine cerró los ojos un instante, intentando concentrarse, intentando racionalizar sus emociones. Pero era imposible. Cada fibra de su ser estaba en tensión, cada músculo respondía al contacto de él. El calor de su cuerpo, el aroma que emanaba, la cercanía de su respiración... todo conspiraba para anular cualquier voluntad racional que pudiera tener. Pronto entreabrió los labios dejándole claro exactamente lo que quería.
Y cuando Cassian volvió a besarla, Katherine sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies.Todo su cuerpo era un campo de batalla, entre lo racional y el deseo.
El beso se volvió más profundo, más urgente. Sus lenguas se rozaban con un delicado desafío, con la curiosidad de quienes se buscan pero también con la necesidad de poseer. Cada segundo parecía eterno y a la vez pasó en un parpadeo. Él mundo se reducía al sabor de sus labios, al temblor de sus manos, a la presión de su cuerpo masculino contra el suyo. No había pasado, ni futuro, solo el presente ardiente d