El auto de Armin se escuchó muy cerca, ambos lobos se escondieron entre la maleza esperando a que arribara. El vehículo se detuvo frente a la construcción forrada de espejo y el portón se levantó, dejando el paso libre para que Armin entrara con el auto, pero a medio camino ambos lobos se colaron tras el auto antes de que Armin lo notara.
El hombre estaba tan emocionado de poder tener al colgante y a su heredera en sus manos que ni siquiera se ocupó en cerrar el garaje, simplemente se giró y desabrochó el collar y luego se lo puso en su propio cuello antes de bajarse del auto.
— Ahora tu preciosa, veamos si eres tan especial como dicen las antiguas escrituras…
Abrió la puerta de atrás y la levantó en brazos como si no pesara más allá de unas cuantas libras, se asombró de que le pareciera tan fácil, era como pudiera hacer las tareas difícil