Vasil corrió hasta estar dentro de la espesura del bosque, lejos del campus y de donde su aroma pudiera delatarlo, esperó hasta llegar a un lugar en donde la dirección del aire le fuera favorable antes de transformarse. Su cuerpo se dobló sobre sí mismo y sus extremidades se alargaron adoptando su forma lobuna, el hocico se levantó hacia el cielo y aspiró el aire limpio y gélido del invierno.

Necesitó un instante para que su radar y GPS interno le orientaran hacia dónde ir, y entonces rompió a correr por entre los árboles, las patas se hundían en la superficie de la nieve en alguna partes ya suficientemente dura como para resbalarse, así que sus garras eran sus mejores aliadas en medio de la carrera.

Esquivó los troncos caídos, los árboles, las trampas… muchos cazadores acostumbraban a dejarlas para evitar que las bestias merodearan cerca de las