— Esto salió mejor de lo que hubiera planeado, y además gratis je, je, je… — Armin seguía conduciendo por la carretera con rombo a la casa de la Organización, en donde solía reunirse el culto, estaba situada en una zona bastante exclusiva.
— Ahora podré tener y hacer lo que quiera, tener los permisos para mis negocios… controlar al gobierno…
De pronto se quedó pensando, sabía que el poder de ese colgante iba mucho más allá.
— Que digo gobierno… ¡Gobiernos! Solo tengo que pensar bien mi jugada, observar cuáles son las posibilidades y las cosas que quiero lograr y apuntar alto, muy alto, ¡Un magnate de las comunicaciones o de la informática no me dará a los tobillos después de que mi plan esté en marcha con ayuda de todo ese poder!
Armin iba como la lechera de la fábula, sacando cuent