126.
126
Tal vez Nicolás tuviera razón, pero era algo que yo no quería hacer. Irme, alejarme de todos, era huir. Yo misma me había metido en este problema, y yo misma tenía que enfrentar las consecuencias. Pero él parecía completa y absolutamente decidido a que yo cumpliera lo que me ordenaba. No lo hacía con una intención de ejercer su voluntad sobre mí; yo sabía muy bien que estaba asustado, que tenía miedo por mí, quería protegerme. Pero tal vez esa no era la solución. Probablemente no lo era. Aunque Elisa no era la mafiosa más poderosa del mundo, su influencia podía alcanzarme en cualquier parte. Esconderme no ayudaría para nada. Pero, ¿cómo podía convencer a Nicolás de eso? Ahora que estaba tan decidido a sacarme del país para protegerme, no podía hacerlo, mucho menos ahora que Kevin tal vez también estaba de acuerdo con él.
Llegamos esa noche a la casa tremendamente agotados y desesperados. Nicolás contactaba una y otra vez con todos los hombres que tenía protegiéndonos para reforzar