127.
El panorama había cambiado, y ahora era mucho más desolador que antes. La muerte de Abelardo nos tomó a todos por sorpresa. ¿Qué había pasado? Me pregunté. ¿Quién le había dado la noticia a Nicolás? Era uno de sus espías privados. La noticia aún no había sido reportada en ninguno de los medios, pero nosotros ya lo sabíamos. Eliza lo había matado. Él había intentado asesinarla en un momento de vulnerabilidad, y ahora ella había aprovechado su propio momento de vulnerabilidad para acabar con su vida. Los rumores serían simples: un espía había entrado a su oficina, la misma oficina donde nosotros habíamos estado hacía apenas unas cuantas horas, y lo había matado. Habían encontrado su cadáver recostado en su escritorio, mientras se desangraba. Entonces, tuve miedo de verdad. No solo por lo que Elisa pudiera hacer, sino porque aún no lo había hecho.
—Ella podría matarme en cualquier momento —les dije a todos los que estábamos reunidos en la sala en ese momento—. Si ella quisiera, podría ma