Capítulo 96. Los días sin latido.
**Valentina**
Me desperté con el amanecer filtrándose por la ventana. No porque quisiera. Porque mi cuerpo ya no podía dormir más.
Las sábanas eran demasiado suaves. El cuarto, demasiado tranquilo. Todo estaba en su lugar. Menos yo.
Tardé unos segundos en recordar que ya no estaba dentro de mí. Que el silencio que sentía en el cuerpo… no era paz. Era ausencia.
Me toqué el vientre con delicadeza, como quien acaricia una herida reciente. Mi piel seguía ahí. Mis senos seguían pesados. Pero ella… ella ya no estaba.
—¿Por qué? —susurré al techo, esperando que alguien me respondiera desde algún rincón del universo.
Alejandro dormía a mi lado, exhausto. Lo escuché hablar entre sueños, balbucear mi nombre, como si incluso dormido intentara sostenerme.
Pero yo no quería ser sostenida.
Quería gritar.
Quería sangrar sin interrupciones.
Me levanté, caminé al baño en silencio. La luz blanca me devolvió un rostro que no reconocí. Ojeras. Labios sin color. Ojos huecos.
Y entonces, lloré. No como la