Capítulo 59. El Engaño Mortal.
**Juan José**
La habitación de Valentina seguía en penumbra. La observé a través del vidrio oscuro. Estaba despierta. Quietamente alerta. Su cuerpo aún temblaba de vez en cuando, pero no era miedo. Era rabia contenida.
Entré sin previo aviso. Esta vez, sin caretas, sin discursos. Llevaba el portátil bajo el brazo.
—¿Quieres saber lo que pasa cuando uno se enfrenta al mundo de los De La Espriella? —le dije, encendiendo la pantalla—. Esto.
Le mostré la escena. Un montaje perfecto: una figura como ella, atada, desesperada, gritando su nombre. Luego, una sombra. Un disparo. Silencio. Sangre artificial, pero convincente. Un cuerpo que se desplomaba. Alejandro gritando al verla. La desesperación capturada desde múltiples ángulos.
Ella no respiraba.
—¿Qué… qué es esto? —susurró.
—Esto es lo que va a ver Alejandro. Hoy. En una hora. Y cuando lo vea… se destruirá. Y tú, Valentina, dejarás de ser su musa. Serás su fantasma.
—Estás enfermo.
Me incliné hacia ella.
—Estoy harto. De su arrogancia.