022.
Florencio estaba sentado en su despacho, el rostro serio, el vaso de whisky en la mano. El día había empezado con una carta anónima sobre su escritorio.
No era una amenaza. Era peor.
Una foto.
Selene. Desnuda. Durmiendo. Y a su lado, Mar. Vestida. Tocándola.
La imagen era borrosa. Pero clara en su intención.
Un encuadre de voyeur. Un disparo silencioso. Una advertencia.
Del otro lado de la foto, una frase escrita a mano: “¿Sabés realmente con quién compartís tu cama?”
Florencio cerró los ojos. Apoyó la frente en los dedos. Sintió náuseas.
No sabía qué le dolía más: La traición implícita. La posibilidad de estar siendo manipulado. O la imagen misma. Esa imagen que, en otro contexto, podría haberlo excitado. Pero ahora solo lo corroía.
🌑 🌊 🐾
Selene lavaba los platos. El agua caliente le quemaba los dedos. Pero no apartaba las manos.
Quería castigarse.
Por dejar que el cuerpo hablara más que la mente. Por haber sentido un estremecimiento cuando Mar la besó. Por no haberla golpeado. Po