019. Sé tu Verdadero Nombre
El desafío de Selene quedó flotando en el aire del pasillo, denso y cargado como el ozono antes de una tormenta. Florencio no respondió a su provocación sobre los "ruidos". Se limitó a mirarla una última vez, una mirada que era una mezcla de frustración, advertencia y esa fascinación oscura que no lograba disimular. Luego, se dio media vuelta y entró en la sala principal, dejándola sola con el eco de su propia audacia.
Selene volvió a la habitación. El corazón latiendo. No era miedo. Era la adrenalina del enfrentamiento, la vibración de una batalla ganada en el terreno psicológico. Se sentó en el borde de la cama, el cuerpo aún húmedo bajo la toalla. Sabía que había cruzado una línea. Había dejado de ser la víctima temblorosa y se había mostrado como lo que era: una presa que muerde. Y sabía que eso, para un hombre como Florencio, era infinitamente más peligroso y atractivo que cualquier sumisión.
Se quedó quieta, agudizando el oído, tratando de descifrar los movimientos de él en la