El coche de escape se detuvo ante una propiedad modesta y discreta a las afueras de la ciudad. No era una mansión, sino una casa de campo fortificada, llena de cámaras y muros. Era el refugio de Claudia, la única persona que se atrevía a conspirar abiertamente contra el control de Demian.
Valeria se sintió mareada al entrar. Se derrumbó en un sofá, el miedo y el agotamiento finalmente cobrando factura. Sara la abrazó, su furia calmada por la seguridad del refugio.
Sara: __Estás a salvo, Val. Lo logramos. ¡Que se pudra ese diablo de traje con su posesión!__
Valeria: (Su voz era un susurro roto) __No, Sara. Aún no. Él sabe que me fui. Vi su sombra. Y su furia es peor que su posesión__
Claudia se acercó, sosteniendo una manta y una taza de té.
Claudia: __Ya te lo dije, mi niña. Él es el demonio. Pero aquí estás segura, al menos por ahora. El hombre que te trajo es de absoluta confianza, y estas paredes son viejas conocidas de los Vieri. Estaremos bien__
Valeria sintió el corazón roto por