CAPÍTULO 65: EL PRECIO DEL SILENCIO
Dmitry
Shanghái huele a metal y a sangre. La niebla que cubre el puerto no es suficiente para esconder el cuerpo que acabo de dejar flotando en el canal. Se balancea como un muñeco viejo, con los ojos abiertos y el cuello roto. Nadie verá mi rostro, nadie escuchará mi nombre. Solo quedará el cadáver y un mensaje sin palabras que se extiende por toda Asia como una maldición.
He matado a cuatro. Cuatro piezas importantes del tablero. Los capos de la Triada están cayendo uno a uno, sin que entiendan cómo. Se desangran en silencio mientras siguen buscando respuestas en callejones equivocados. Algunos creen que es otra organización, otros, que hay una guerra civil interna. Nadie sospecha que soy solo yo. Solo Dmitry Volkov.
Y eso es justo como debe ser.
La información me llega en archivos comprimidos, en mensajes cifrados, en susurros transmitidos por gente que teme incluso pronunciar mi nombre. Pero hay una voz que me alcanza siempre, directa y sin filt