CAPÍTULO 52: LO QUE SVETLANA CALLA
Eden
Hay algo peor que el silencio de un mensaje no respondido: el maldit0 vacío de no saber si ese mensaje alguna vez va a llegar.
Paso la noche mirando la pantalla de mi celular como si fuera una bola de cristal que me va a revelar dónde está Freezer, si sigue vivo, si recuerda mi nombre, o si ya está dándole órdenes a algún nuevo peón mientras acaricia a otro gato blanco desde su trono mafioso. No tengo respuestas. Solo ojeras, y una sospecha persistente de que me estoy volviendo estúpidamente patética.
Pero soy patética con propósito. Así que a la mañana siguiente me visto, me pongo lo más parecido a “no me importa nada” que tengo (una sudadera con capucha y rímel corrido del día anterior) y salgo a buscarlo. Voy a la mansión, sé que es estúpido, pero necesito verlo, escuchar su voz. Aunque sea para que me diga que todo fue una mentira, porque incluso una mentira suya suena mejor que este silencio.
Tomo un taxi. Subo al asiento trasero sin mirar,