CAPÍTULO 25: TESTIGO
Eden
Mientras camino por el pasillo vacío aun siento el ardor de sus manos en mi piel. Estoy caliente, inquieta, y la idea de volver a la fiesta no me emociona en lo absoluto. Pero no puedo quedarme aquí, así que camino de vuelta al salón, tratando de ignorar la sensación de que todavía huelo a él.
El lugar es un caos. La música es más fuerte, la gente está más borracha y hay un ambiente de desenfreno que me pone nerviosa.
Voy directo hacia la salida, pero algo me detiene. O más bien, alguien.
Siento un golpe repentino en mi pie y antes de darme cuenta, una copa de champán vuela en el aire y aterriza directamente en el traje de un hombre de mediana edad con cara de pocos amigos.
El silencio cae sobre la zona como una maldita bomba.
—Mierd4 —susurro.
El hombre, (que reconozco de algunas noticias), es un político ruso importante, de los que tienen demasiado poder y cero moral. Baja la mirada hacia su traje arruinado y luego me ve a mí, y no es una mirada agradable.