22.

La verdad no quería hablar con él. A pesar de que siempre había sido amable conmigo y de que, en efecto, tal vez era mi padre, yo sabía de qué hablaría. El mechón de cabello que ahora cubría mi cabeza era más grande y notorio. Y Sirius, previendo que tal vez era lo que yo pensaba, sacó de uno de los cajones — que habían llenado con ropa para mí — un pequeño gorrito que me entregó.

Me hizo sentir un poco más cómoda poder cubrir mi cabello. Aparte, el frío que entraba por las ventanas de los pasillos no era precisamente muy agradable. Tampoco lo era hacia el salón del trono.

Cuando abrí la puerta, el Alfa inmediatamente no estaba en el pedestal del centro, como la vez pasada que hablamos. Estaba en la ventana al fondo, una ventana enorme que había visto pero que yo pensaba tenía una vista a la tormenta eterna. También era por el salón; las botas de cuero resonaban mientras caminaba. Cuando el emisario señaló mi ropa, supe que Sirius sería un buen compañero.

— Te queda bien — le dije
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App