208.
Ángel avanzó hacia donde estaba Sirius. Lo tomó por los hombros para que lo mirara directo a la cara. Necesitaba que el muchacho entendiera ese mensaje con completa claridad.
—Vete —le dijo—. Quiero que te vayas ahora.
No iba a dejar que los gritos del muchacho lo detuvieran, pero el mayor no estaba dispuesto ni por un solo segundo a permitir que el joven corriera algún riesgo.
—Tus poderes aún no han regresado. Por favor, hazlo por mí —le pidió—. Hazlo por mí.
Aquella súplica era demasiado profunda como para no hacerle caso, entonces Sirius no tuvo más remedio que asentir, dar media vuelta y salir corriendo por el prado.
—Busca a Alicia —le dijo mientras el muchacho corría—. Está viva. Ella levantó el velo para nosotros. Encuéntrala.
Salomón estaba ahí de pie. Observaba todo con una neutralidad abrumadora, como el que esperase la muerte con resignación.
Oliver había sacado una de las plumas que le habían arrancado al Rey Cuervo. Pronunció un par de palabras y luego, con el filo de la