203.

Comenzaron a avanzar. La multitud de zombis se movía unos contra otros como una marea. Ángel y Sirius tardaron un poco en entender y manejar el ritmo que las criaturas estaban teniendo. Se movían de forma muy pareja, un paso a la vez, seguramente guiados por la influencia de Mordor. Aquello les preocupó, pero ya no dijeron nada más.

Ángel extendió su conciencia en todas direcciones. Las mentes de los zombis eran vacías, tremendamente vacías. Como cuando estiraba su conciencia para intentar detectar la de algún pequeño animal. Incluso las ardillas que habían logrado encontrar en el bosque tenían más conciencia que aquellas criaturas. Se sintió mal por ellos.

Levantó la cabeza y observó alrededor. Podían verse personas completamente normales, cientos y cientos, algunos más viejos que otros. Incluso pudo ver a niños.

—¿Niños...? —Maldita sea...

Una niña, no más de diez años, caminaba cojeando, debido a que un hueso de su tobillo parecía fracturado, expuesto, con la sangre coagulada. No p
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