—¿A qué te refieres? —le preguntó Ismael con sinceridad al muchacho que estaba detrás del computador—. ¿Que hay muchas cosas tecnológicas? ¿Tiene internet?

—Eso es bueno, es muy bueno. Parte de mi proceso para convertirme en un anciano del Consejo es estudiar todo lo posible, todo lo que pueda ayudar a mi Alfa y a mi manada —comenzó a contarle mientras tecleaba.

Había muchos espacios en el teclado; se notaba que, aunque tenía conocimiento, le faltaba un poco de práctica. A Ángel eso le pareció bastante tierno.

—Cuando Valentín fue mi maestro, aprendí muchas cosas sobre la manada. Pero después de que crecí, comencé a entrenar con uno de los ancianos del Consejo. El compromiso del Alfa Bastián me incentivó un poco a que aprendiera algo más allá… por ejemplo, algo sobre los humanos.

—¿Entonces aprendiste sobre el internet y esas cosas?

—Lo que se puede aprender a través de los libros. Los comerciantes que iban de Flagela a las aldeas o a las ciudades humanas cercanas me trajeron libros e