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Más que lo que yo tendría por decir, era lo que tenía por decir Estefanía.
Ella había sido transformada por el mismísimo Oliver, hijo de Mordor. Había pasado semanas enteras dentro de la grieta. La habían utilizado para contactarme, para hacerme caer en una trampa. Ella, más que cualquiera, tendría información útil para toda la Cofradía.
Entonces, en la habitación, después de darnos una larga ducha, nos sentamos en la cama. Evidentemente, no podía decir con sus propias palabras todo lo que quería contarnos, entonces me pasó a mí toda la información para que yo se la diera a la Cofradía. Y pasamos una larga hora desatrasándonos de todo, mientras los vampiros más importantes de cada aquelarre se reunían en el enorme salón.
Sirius estaba ahí, y careció de emoción cuando yo le presenté a Estefanía. Él conocía muy bien quién era la muchacha. Yo le había hablado mucho de ella: de cómo me había salvado la vida y cómo había tenido que enterrarla en el hielo antes de abandonar su cadáver.
Pero