157.
Tomar la decisión tardó más de lo que yo hubiese querido. Mucho más.
Nosotros, miembros de la Cofradía —incluido Axel—, teníamos que autorizar la exploración.
La cabrita estaba devastada. Se movía desesperada en los brazos de Sirius, intentando salir corriendo en la dirección que le indicaba su instinto, como si, seguramente, Alicia la estuviera llamando. Tal vez así era… y aquello me preocupó.
La desesperación del pequeño animal indicaba la desesperación que tenía Alicia en ese momento. Tal vez la estuvieran torturando, y eso me asustó.
Tuvimos que esperar al menos media hora a que los vampiros que estaban monitoreando la zona para intentar encontrarla llegaran con nosotros.
No tuvimos mucho tiempo para explicarles por qué teníamos que seguir a la cabra. Tampoco es que quisiéramos hacerlo. Era mejor que, entre menos supieran que la cabra era el corazón de la tormenta, mejor.
Si Mordor —tal vez no en persona, pero sí con su voluntad— había sido capaz de entrar hasta la torreta de la C