Capítulo: Planes al descubierto.
Ernestina estaba tan pálida que parecía hecha de nieve, como si toda la sangre hubiera huido de su rostro. Sus manos temblaban y los labios apenas podían articular palabras.
—¡Mamá…! —su voz se quebró, más un ruego que un llamado.
Luis, que estaba a pocos pasos, la miró con ojos abiertos por el miedo. Podía sentir que algo terrible estaba a punto de estallar.
—¡Lárgate! —ordenó Rebeca, con un tono tan cortante que el hombre obedeció sin discutir, retirándose apresurado.
El silencio que quedó fue espeso, sofocante… hasta que, de pronto, el sonido seco de una bofetada rompió el aire. La cabeza de Ernestina giró por la fuerza del golpe.
—¡¿Cómo te atreves, Ernestina?! —escupió Rebeca, sus ojos ardiendo como brasas—. ¡Te has vuelto una zorra!
—Mamá… escúchame —rogó la joven, con lágrimas empañando su mirada.
—¿Escucharte? —replicó su madre, acercándose un paso, su voz cargada de desprecio—. ¿Qué? ¿Ese… ese es el padre de tu bebé? ¡Dímelo! ¿O es que no es hijo de Amadeo? ¿Eh? ¡Contesta, t