La sala de operaciones estaba llena de tensión y concentración. Mientras los médicos y especialistas trabajaban arduamente para salvar la vida de Christopher, María permanecía en un balcón alto desde donde podía observar todo lo que estaba sucediendo.
Desde su posición elevada, María observó a Aisha, la experta cardióloga, delicadamente reparando el corazón de Christopher junto a un equipo de cirujanos. Las manos de Aisha se movían con destreza, mientras todos los demás especialistas se concentraban en curar anónimamente las múltiples heridas de Christopher.
— ¡Necesitamos más pinzas! Rápido, el corazón está colapsando.
— Aquí están, toma.
— ¡Vamos, todos trabajen en equipo! No podemos perderlo.
— ¡Por favor, por favor, Christopher, aguanta! — María suplicaba desde arriba.
— ¡La herida en su cabeza está controlada! Siguientes pasos, cerrar las demás heridas.
— Vamos, corazón, aguanta. Christopher necesita que vuelvas a latir fuerte — Aisha estaba enfocada en reparar las heridas — no