— Muy bien, Ana se quedará aquí si es lo que quiere. En caso de que usted esté dispuesto a llevársela y ella quiera irse, no nos vamos a oponer.
— Claro que vendrá conmigo — el señor Lancaster la miró fijamente — ¿Verdad? Obviamente ya no será en calidad de empleada sino como la madre de mis nietos.
— ¿Y mi mamá?
— Ella también dejará de trabajar, pienso acogerlas a las dos como mi nuera y como mi consuegra. Sé que eres una buena muchacha, Ana.
Ana preparó sus cosas con ayuda de Aisha y se fue directo a la casa del señor Lancaster.
— Bueno, ahora solo falta que Christopher pueda despertar y decir quién le dió semejante golpiza.
— Amor, no quiero que te estés estresando por eso. Vamos a descansar que hoy fue un día lleno de emociones.
Aisha y Alejandro se fueron a su cuarto, ella estaba tan cansada que bastó con el hecho que su cabeza tocó la almohada para dormirse al instante.
— Buenas noches, mi amor — Alejandro la besó — que descanses.
Aisha al día siguiente se levantó bastante te