Todos decían que Erika Navarro era una mujer malvada, pero solo Antonio Estrada sabía la verdad: él era el verdadero monstruo. Ahora, el magnate que la humilló, quema sus contratos para protegerla, sangra en silencio frente a su bufete y colecciona cada migaja de su perdón... Pero ella solo sonríe mientras firma el documento que arruinará su apellido. — Espero estés preparado Antonio, porque ahora es mi turno.
Leer másCapítulo 1: Boda Infernal
- Ánimo Erika, solo te casaras con el diablo por 3 años – se dijo a sí misma una joven que estaba parada en la iglesia usando un vestido de novia algo anticuado y muy ajustado.
Justo en eso las puertas se abrieron en compañía de la marcha nupcial, por lo que ella tomó con fuerza su ramo y comenzó a caminar por el gran pasillo.
Mientras caminaba observaba con atención los rostros de los invitados, al mismo tiempo que recordaba las maldiciones que cada una de esas personas le dijeron al enterarse de la boda.
Aunque te cases con la familia Estrada, jamás vas a ser feliz.
No puedo creer que te creíste esa mentira.
Jajaja que idiota eres.
Gracias por ser la pendeja que pagara las deudas.
No creas que por ayudar, te lo vamos agradecer.
Aunque te cases, su familia nunca te reconocerá como su nuera.
Es obvio que solo así podrías casarte.
En eso llegó al pie del altar donde un hombre le estaba esperando.
Todo en él era perfecto: buena apariencia, peinado perfecto, excelente porte, físico aceptable… tenía la apariencia de un verdadero novio en su gran día, excepto que su mirada era gélida y tenía una mueca dibujada en sus labios.
Con cuidado él se acercó a su encuentro y con mucho cuidado le levantó el velo de ella y la tomó de la mano para subir al altar y colocarse frente al padre.
- Suéltame – susurró ella, ya que le estaba apretando con fuerza la mano.
- ¿No que me querías? Pues aguántate.
- Antonio…
- Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para acompañar a Erika y a Antonio en su importante decisión de unir sus vidas en sagrado matrimonio – el padre comenzó a hablar para dar inicio a la boda.
Erika hizo una mueca y por suerte agradeció que Antonio al fin la soltó y de forma discreta masajeó su mano adolorida.
- Sonríe – le susurró Antonio de forma discreta, fingiendo que se acercó para tener un detalle romántico con su novia – vamos no porque sepas que NUNCA voy amarte, no quiere decir que vivirás amargada.
- Por suerte solo son 3 años.
- Para mi suerte a no ser que la muerte nos separe primero – dijo rechinando los dientes.
- No creo tener suerte de volverme viuda.
- Estúpida.
Erika dejó escapar un suspiro antes de fijar su mirada al frente para ver y escuchar las palabras del sacerdote.
El ambiente en la boda fue muy incómodo para la novia, porque podía sentir las miradas de odio que le dedicaban ciertas personas.
“Aguanta Erika… 3 años pasan volando” – pensaba tratando de darse ánimos, aunque se arrepentía de haber actuado de forma impulsiva, en vez de investigar – “pero juro que es la última vez que las ayudó”
- Y ahora los novios ¿quieren dar sus votos?
- No es necesario padre – habló rápidamente el novio tomando con cuidado la mano de su pareja – mi amada Erika sabe lo mucho que la amo, yo voy a dar todo para que ella sea la mujer más feliz del mundo – indicó acercándose para abrazarla – y claro que me encargare de que disfrutes mucho de tu título de esposa – susurró dejando notar el odio en sus palabras.
- Así es padre, nos amamos y no necesitamos decir nada más – declaró ella separándose del abrazo – todos aquí saben cuán pasional e infinito es nuestro amor.
- Bueno en ese caso, pasemos al intercambio de anillos – indicó el padre haciendo un ademán para invitar al padrino que guardaba las uniones.
Esa persona se acercó directamente al novio y le dio los anillos antes de regresar a su asiento.
Antonio y Erika tomaron el anillo que le correspondía a cada quien, para luego mirarse a los ojos.
- Ten mi amor, con este anillo te demuestro lo mucho que te amo y adoro – indicó Antonio tomando la mano de ella para introducir el anillo.
- … - Erika hizo una mueca de dolor al sentir como él forzaba ese anillo en su dedo, porque ni siquiera era su talla y podía notar la sonrisa burlona que le dedicaba.
Lo que significaba que lo hizo a propósito.
- Ahora tu hija – invitó el padre.
- Con este anillo te prometo respetarte y estar contigo en las buenas y en las malas – mencionó Erika colocando el anillo.
El padre sonrió y comenzó a darle algunos consejos a la nueva pareja, al mismo tiempo que ellos hacían la entrega de las jarras.
La boda siguió de forma natural… o bueno esa fue la apariencia que daba al público.
A la hora de poner el lazo, las madres de los novios se pararon para colocarlo con cuidado.
Como estaban de espaldas, nadie vio las expresiones de los novios.
Antonio se forzó a sonreír ante la cercanía de su madre.
Por su parte Erika frunció el ceño al sentir como su madre la araño apropósito e igual el lazo se “atoro” de forma accidental con el cabello de la novia.
- Esta será la última vez que actuaré como tu madre - le susurró escupiendo esas palabras.
“Por mi adelante, el favor que me haces” – pensó con sarcasmo al ver que ella se alejaba y regresaba a su asiento.
Después de eso, el padre terminó de dar la misa.
- Y ahora en el nombre de Dios padre, yo los declaro marido y mujer, Antonio – habló mirando al novio – puedes besar a tu novia.
El pelinegro sonrió y dio un paso hacia su esposa para tomarla de la cintura y darle un beso.
Todos los invitados se colocaron de pie y aplaudieron al ver este acto.
Erika solo miraba atentamente a su marido, quien solo fingió besarla al juntar sus rostros.
- Ni muerto te besaría – declaró antes de separarse lentamente.
Erika estaba conteniendo las ganas de golpearlo, pero busco calmarse y fingir una sonrisa mientras miraba como la familia se acercaba para felicitarlos por su unión.
- Hermana – justo en eso una joven rubia se acercó a ella para tomarla de la mano – felicidades por tu boda.
- … - la pelinegra no le respondió y solo la miraba atentamente.
- Maldita, te robaste a mi hombre – susurró al acercarse un poco dejando atrás esa farsa de “buena hermana” – pero ni creas que dejare que seas feliz – declaró mirándola a los ojos – ah… her… hermana espero que seas muy, pero muy feliz porque sé que Antonio es un gran hombre – habló empezando a derramar lágrimas en los ojos mientras jalaba la mano de ella – al… al final tú te quedaste con su amor sniff...
Erika solo estaba observando con atención esa pésima actuación al mismo tiempo que trataba de liberarse del agarre de ella.
Justo en eso la rubia vio de reojo que Antonio se giraba para observarlas.
- Vas a perder, estúpida, no dejaré que seas feliz – susurró la rubia.
- ¿Eh?
- AH, NOOO… ERIKA POR FAVOR… YA GANASTE, NO ME LASTIMES, POR FAVOR… ¡AH!
En eso la rubia cayó de las escaleras del altar, acabando boca abajo y acto seguido la parte inferior de su vestido comenzó a teñirse de rojo.
- ¡ELENA!
Capítulo 86: Esta verdadIris estaba molesta y furiosa, pero al mismo tiempo se sentía orgullosa.La noche anterior estaba por cenar algo delicioso con su hija, pero de un momento a otro la corrió de la casa porque recibió una llamada.Al principio no lo entendió y no quería aceptar, pero Elena de mala gana le reservó una noche en un hotel cercano con cena incluida.A regañadientes accedió, pero se relajó al ver que Antonio llegaba a visitar a su hija.Todo estaba bien, pero en la madrugada le dio un fuerte dolor de estómago.Pero como su hija estaba ocupada, fue sola al hospital.El médico le dijo que eso fue culpa de la cantidad de comida que ingirió de golpe mientras le miraba mal, hasta se atrevió a regañarla diciéndole que ya no era una jovencita para realizar ayuno y luego comer grandes cantidades de comida como compensación.“¿Qué ayuno? La estúpida de Erika me daba migajas cuando me tenían encerrada en ese lugar” – pensaba mientras miraba la receta médica.Durante su trayecto
Capítulo 85: ApoyoLa noticia fue devastadora provocando que las fuerzas abandonaran al castaño… ya que podía recordar que ese siempre fue uno de los sueños de su hermana: ser madre.Pero ahora…Por suerte Erika reaccionó rápido, sujetándolo para que no se derrumbara.Al ver que Abel se había perdido en sus pensamientos, ella fue quien terminó de platicar con el doctor sobre lo que pasaría a continuación.- Ahora estará bajo observación y la mandaremos a una habitación.- Puede enviarla a la habitación 18, en ella su madre igual está descansando y creo que necesitaran estar juntos.- Claro señorita, ahora pido a los enfermeros que la lleven a ese lugar.- Gracias doctor.- De nada señorita Rossi, de todos modos en una hora pasaré a revisarla y asegurarme que la hayan instalado de forma correcta en la habitación – comentó el médico pasando a retirarse.- Si, gracias – mencionó sonriendo – ah… vamos a la habitación Abel.- Su sueño… - murmuró triste derramando lágrimas silenciosas.- Ah
Capítulo 84: Cruda VerdadUna vez que se aseguraron de que la casa estuviera limpia, Erika y Frank tomaron el auto de la familia para ir al hospital.Ella llevó la carta, porque la familia debía afrontar este golpe en ese momento, para entender el dolor de Paola y pensar en cómo tratarla una vez que saliera del hospital, porque ella deseaba que la chica se salvará.Tras dejar estacionado el auto, ingresaron al lugar y al preguntar en recepción, les indicaron donde se encontraba la familia, por lo que fueron a buscarlos.Paola aún estaba siendo atendida en el quirófano, por lo que fue fácil encontrar a la familia, ya que estaban cerca de la puerta esperando noticias.- Abel.- Oh, Erika… am… gracias – habló el castaño emocionado al verla.- Hm… ¿les ha dicho algo el médico? – preguntó preocupada.- Aún no… - comentó la señora, quien estaba sentada con la mirada fija en las puertas del quirófano.- Amor… - Jonathan se acercó y abrazó a su esposa.- Muchas gracias Erika, por todo – susur
Capítulo 83: Un Grito SilenciosoLos señores Garrido estaban tratando de hacer lo mejor que podían apoyando a su hija, porque se notaba tan derrotada… tan triste, de hecho a veces la escuchaban llorar y golpearse a sí misma en las noches.Les dolía escuchar eso e igual trataban de ayudarla, pero nada…No importaba el apoyo, las palabras, el amor, cariño, hasta retomar las viejas rutinas de cuando era niña… nada evitaba que ella llorara en la soledad de su habitación.Pese a todo, ellos no se rendían.Pero esa noche, fue extraño…Esa noche no escucharon los llantos o los golpes.Por un momento pensaron que por primera vez ella había logrado conciliar el sueño, así que fueron a revisar… pero se horrorizaron al ver que ella se apuñaló en el vientre y luego se cortó las venas, dejando atrás una carta de despedida.Ellos entraron en pánico.Rápidamente el señor tomó el control de la situación y llamó a urgencias mientras ella trataba de presionar las heridas de su hija para evitar que sigu
Capítulo 82: Esa Organización- Que… - Abel dejó de lado su ira y miró con atención al pelirrojo - ¿Cómo que nació defectuoso?Cuando sus miradas se encontraron, el más joven hizo una mueca y desvió ligeramente la mirada.{Esa era su palabra favorita para referirse a mi sordera de nacimiento} – explicó Robert.- Pero actualmente la medicina ha avanzado y que yo sepa, existe la posibilidad de una operación para reparar el canal auditivo – comentó el castaño frunciendo ligeramente el ceño.- Si… pero eso no te conviene si tú quieres que el gobierno te de una ayuda monetaria por tener un hijo con alguna discapacidad y además te registras como papá soltero – indicó Lee empleando un tono irónico en su voz.Abel frunció el ceño al escuchar eso.{De hecho, yo antes podía hablar… o más bien gritar, porque yo también recibía sus golpes… ya que era su forma de liberar frustraciones y desde una corta edad… por diversión y bajo su ridículo argumento de que así me volvería hombre, me hacía beber a
Capítulo 81: Momento FamiliarAl llegar a casa, Abel noto que la seguridad estaba relajada, actuando con normalidad… a diferencia de cuándo fue la primera vez.- Extraño… - opinó mientras pasaban las rejas.- No tanto, creen que eres mi uber por eso no están como locos.- ¿Qué?- Jeje no les dije que venías, así puedes conocerlos en su hábitat natural.- Puff… jaja… que mala – bromeó mientras acomodaba el auto cerca de la puerta de entrada.- Lo mejor es llegar de sorpresa.- Pero no traje un postre.- Descuida, lo dejamos para la próxima, además terminamos tarde.- Cierto.Con eso ambos bajaron del auto e ingresaron a la casa.- Vamos Robert, no seas lento – se escuchó una voz animada en la sala.Al echarle un vistazo al lugar, se encontraron con una escena muy familiar y hogareña: Lee y Robert estaban jugando videojuegos, Santiago estaba leyendo el periódico y varios sirvientes estaban terminando de acomodar la mesa para la cena.- Buenas noches – saludó Erika acercándose a su abuel
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