Capítulo 5: Nuestro Trato
- Bueno en lo que llega eso y por la hora… - mencionó Erika haciendo una mueca mirando de reojo a los empleados que la estaban ignorando en esos momentos.
Ante eso solo hizo una mueca y ya luego hablaría con Antonio sobre esa orden que dio.
Por ahora subió a su habitación para descansar un poco y al mismo tiempo pidió algo de comida atrás de una app.
Aprovechando ese momento de privacidad, llamo a la señora Natalia para contarle lo que habia hablado con su hijo y a la tregua a la que llegaron para sobrellevar el matrimonio.
Antonio no regreso a la casa, pero bueno… a ella no le importaba, porque realmente no sentía nada por él y solo lo miraba como un contrato que debía cumplir.
A la mañana siguiente la señora Natalia llego de visita a la casa, porque le agrado la idea de que ellos empezaran a llevarse bien, pero no le gusto eso de que dejara en libertad a Antonio.
Apenas ingresó al interior del hogar, noto algo extraño que el día anterior no apreció y era que varios empleados no estaban haciendo nada en esos momentos.
Por lo que llamó enseguida al mayordomo principal.
- ¿Se le ofrece algo señora? – preguntó un poco nervioso al notar que ella se estaba enojando.
- Si… dime ¿Por qué esas empleadas no tienen trabajo? – señaló a las mujeres que estaban platicando en el jardín y hasta estaban jugando con sus celulares.
- Am… bueno es que ellas ya acabaron con sus deberes - explicó desviando la mirada, ya que realmente nadie hacia nada.
- Hm… ya veo – indicó frunciendo ligeramente el ceño – y dime ¿Dónde está mi nuera?
- Pues su hijo no ha regresado a la casa desde ayer.
- Esa no fue mi pregunta.
- Pues yo… yo no… - comentó nervioso al ver que la mujer sujetaba con fuerza su bolso.
- Disculpe mayordomo – en eso una de las sirvientas se acercó rápidamente para ayudar al mayor – yo… yo creo que la vi en la lavandería.
- Ya… ya veo, gracias… - dijo haciendo una mueca - am… bu…bueno señora ya escucho, esa mujer se encuentra en la lavandería.
- ¿Esa mujer? – repitió la mayor frunció el ceño.
- Ah… yo…
- Esa mujer es mi nuera, por lo tanto también es tu patrona – declaró mirándolo a los ojos - que no se te olvide.
- …
- Y ahora, me puedes decir ¿Qué está haciendo en ese lugar?
- Am… supongo que está lavando su ropa.
- ¿Y por qué hace eso?
- Am… supongo que tiene ropa sucia.
- … - la mayor estaba sintiendo que su enojo crecía a cada palabra que escuchaba – disculpa ¿acaso crees que soy estúpida o qué?
- No señora, para nada – contestó rápidamente.
- Entonces porque me contestas de esa forma.
- ¿Eh?
- ¿Por qué Erika tiene que lavar su propia ropa? No se supone que los contrate para que atendieran TODAS las tareas de esta casa.
- Bu… bueno es que… am… verá, el señor nos ordenó que nadie la atendiera y…
- Y ¿Por qué obedecieron esas ridículas órdenes?
- Eh… am… bueno es que él es el amo de esta casa y…
- Y dime ¿Quién paga tu salario?
- Us… usted…
- ¿Y cuál fue la orden que les di al contratarlo? – preguntó cruzándose de brazos.
- Que… atendiéramos todas las necesidades de su hijo y su esposa.
- Bien, ahora que recuerdan sus órdenes… más les vale que cumplan su trabajo o los pondré de patitas en la calle, ENTENDIERON – ordenó elevando la voz al ver que varios sirvientes estaban pendientes de su conversación.
- Si, señora.
- Primera y última vez que escucho esta estupidez de ignorar a la señora de la casa… ja… solo eso me faltaba criados que no saben su lugar Y ESTO VA PARA TODOS – declaró dándole la espalda para ir a la zona de la lavandería para confrontar a su nuera.
Al ver que la mujer se alejó, todos comenzaron a correr para ir a limpiar la habitación de la “señora de la casa” e igual rogaban internamente que esa mujer no los acusara y le comentara a la señora Estrada que se negaron a alimentarla.
Por su parte Erika estaba doblando su ropa recién lavada y al girarse vio que su suegra estaba parada bajo el marco de la puerta, observándola.
- Señora…
- … - la mayor se acercó y le estampó una bofetada a la pelinegra – inepta, estúpida ¿Qué crees que haces?
- Lavando mi ropa.
- ¿Y para qué?
- Yo…
- NO ME CONTESTES, se supone debes evitar que mi hijo se enrede con la puta de tu hermana.
- No soy la niñera de Antonio.
- ERES SU PINCHE ESPOSA – gritó volviendo a pegarle otra bofetada que ocasionó que tirara su ropa al suelo – y escúchame bien, tú sabes lo que pierdes si yo me enojo.
- … - Erika hizo una mueca al escuchar esa amenaza – pero su hijo no me ama, ni yo a él… así que no tengo una excusa para celarlo o controlarlo.
- Y con tu payasada de la boda, menos.
- Eso fue un truco descarado que Elena y mi madre planearon, yo no...
- Lo sé – dijo enojada interrumpiendo sus palabras - pero el IDIOTA de mi hijo se lo creyó y…
- Y él ya sabe la verdad.
- ¿Qué? co… ¿Cómo que sabe la verdad?
- Ayer que hablamos yo le enseñe las pruebas de que Elena no estaba embarazada.
- Hm… ¿y se decepciono?
- Lo dudo, pero al menos su hijo se disculpó conmigo y hasta me dio un anillo digno – mencionó mostrando el anillo de su mano.
- A ver… - la mayor tomo su mano para analizar la joya – hm… vaya, al menos ese gran gasto lo uso para ti y yo que pensé que le compro algo a tu hermana por la pérdida del supuesto bastardito… ups… entonces creo que me precipite un poco, pero bueno…
- ¿Pasa algo?
- No y cambian de tema, ya busque quien las ayudo con el numerito y están camino a la prisión.
- … - Erika no opino al escuchar ese comentario.
- Pero lo importante es que tú tienes una tarea muy importante y es sacar a tu familia de mi casa de verano.
- ¿Qué?
- Hace meses que mi hijo las metió a mi casa sin mi permiso, así que como su esposa vas a ir a sacarlas.
- ¿Y por qué no lo hace usted?
- Para eso te tengo a ti y más te vale recordar nuestro trato – declaró dando media vuelta para salir de la habitación o eso estaba por hacer, ya que se detuvo al estar bajo el marco de la puerta – ah cierto, Erika… recuerda que soy tu suegra y así como me llamaste para indicarme las buenas noticias de tu avance en tu relación con mi hijo… también ten la confianza para notifícame si LOS CRIADOS SE ATREVEN A IGNORARTE DE NUEVO PARA QUE LOS CORRA – habló elevando la voz.
- Hm… gracias – mencionó Erika haciendo una mueca.
- Ah cierto, al rato te mandaré algo de maquillaje para que te arregles porque con esa cara solo das nauseas – indicó de forma burlona.
Erika se mordió con fuerza los labios mirando con odio a esa mujer.
“Maldita, pero tranquila Erika… solo 3 años” – pensó mientras recogía su ropa para ir a su habitación.
Al salir del cuarto de lavado noto el rápido cambio de actitud de los sirvientes, ya que el mayordomo le preguntó por sus preferencias para preparar sus comidas favoritas.
Cuando subió a su habitación vio que una sirvienta estaba arreglando su habitación.
- Ya está todo limpio señora e igual ya cambie sus sábanas.
- Gracias – dijo mirando que la chica salía a toda prisa de la habitación.
Al estar sola busco ese celular viejo y decidió crear un lugar escondido dentro del armario.
Después se fue al comedor para comer.
- ASÍ QUE TE ATREVISTE A ACUSARME CON MI MADRE – escuchó el grito de Antonio al ingresar a la casa y caminó hasta ella.
- No hice nada de eso.
- NO MIENTAS – gritó elevando su brazo listo para golpearla, pero ella lo esquivo – que…
- Sabes que tu madre odia a Elena, así que no entiendo porque...
- POR TU CULPA ME BLOQUEO MIS TARJETAS DE CRÉDITO… creí que éramos amigos.