61. Pov Niki
El reloj marcaba casi la una cuando me rendí. Había intentado dormir, pero el silencio era demasiado, y mi cuerpo parecía recordar cada palabra, cada mirada, cada roce. Me revolví entre las sábanas, buscando un descanso que no llegaba. Al final, me senté al borde de la cama y suspiré.
No podía más.
Bajé las escaleras descalza, cuidando que los escalones no crujieran. La casa estaba en penumbras, iluminada solo por la luz del pasillo que venía de la cocina. Sentí el aroma tenue a té de manzanilla que él había preparado horas antes.
Y ahí estaba. Dan.
De espaldas, apoyado contra la mesada, con los brazos cruzados, la cabeza ligeramente baja. Como si también hubiera perdido la batalla contra el sueño.
—¿No puedes dormir? —preguntó sin darse vuelta, con esa voz ronca que siempre parecía rozarme la piel.
—No —admití.
Él giró apenas. Nuestros ojos se encontraron y algo se encendió en el aire. Una corriente invisible, imposible de ignorar.
—¿Anne? —pregunté solo para romper el silencio.
—T