44. Pov Dan
El primer rayo de sol se coló por la rendija de la persiana y me obligó a abrir los ojos. Tardé unos segundos en entender dónde estaba, y otros tantos en darme cuenta de que la cama estaba vacía. Me giré instintivamente hacia el lado donde debería estar ella, pero solo encontré la sábana arrugada y el hueco tibio que había dejado su cuerpo.
No supe en qué momento se había ido. Recordaba el calor de su piel, el peso de su respiración tranquila sobre mi pecho, y después… nada. Tal vez se levantó antes del amanecer. Tal vez no soportó el silencio que vino después.
Me quedé un rato mirando el techo, repasando mentalmente la noche anterior. Había sido intensa, inevitable, y por más que tratara de ponerle un sentido lógico, no lo tenía. Lo que pasó fue algo que ambos necesitábamos, pero también algo que ninguno había planeado. Y ahora, con el aire frío de la mañana pegándome en la piel, lo único que quedaba era esa sensación viscosa entre la culpa y el deseo.
Me incorporé despacio, me pa