Capítulo 30. Se sale del libreto.
Él la llevó hasta el escritorio y apartó los papeles de un movimiento brusco. Maya se sentó en el borde del escritorio, con la mirada fija en él, mientras notaba cómo le latía el corazón con fuerza.
—Sabes que esto es una locura, ¿verdad? —susurró Maya, acariciando el rostro de Elliot con las manos.
—La mejor locura de mi vida, joder —gimió Elliot, perdiendo el control, mientras sus labios se encontraban con los de ella y se posicionaba entre sus piernas.
Maya soltó un grito ahogado, una mezcla de dolor y placer, mientras Elliot se adentraba en ella. Fue intenso, apasionado, desenfrenado.
Sus cuerpos se movían al compás mientras el sonido de su piel chocando y sus jadeos llenaban la oficina, que en teoría era para trabajar.
—Oh, Elliot —jadeó Maya, con la voz quebrada. —Más... ¡Quiero más!
Él se movía con una fuerza desmedida, con los músculos tensos y el rostro apoyado en el hombro de ella.
—¡Siente esto, Mayita! —murmuró con la voz ronca.
El placer los llevó al límite una y otra vez