Capítulo 64.
POV — Carlos
La cabaña estaba rodeada de una niebla espesa, tenebrosa, como las que salen en las películas de terror. El motor del vehículo se apagó y solo quedó el crujido de la grava bajo las botas cuando bajamos de la camioneta. León iba delante, con la carpeta cerrada contra el pecho, la mirada dura. Martín y Santiago flanqueaban la puerta con linternas y la rigidez de quien ya no acepta sorpresas.
Me detuve un paso antes del umbral. El olor a humedad y aceite viejo me dio una vez más la misma impresión que tuve la noche en que trajimos a Amelia: polvo, madera húmeda, un silencio cuyo único latido era la tensión de la habitación. Esta vez no había lugar para dudas. Habíamos traído a un hombre que, según las cuentas de León, aparecía vinculado en varias transacciones y llamadas con la red de Claudia. Si sabía dónde estaba ella, lo sabríamos. Si no, lo romperíamos hasta que confesara.
Entré. En el sótano, bajo la luz dura de una lámpara colgante, lo vi atado a una silla. No era un t