CAPÍTULO 107 — LA SEGUNDA EMBOSCADA.
En Lumeria en un terreno seco con rocas partidas y arbustos espinosos que arañaban las botas de los soldados de Zafir. El aire olía a tierra removida y cuero húmedo, el viento cortante levantando polvo que irritaba los ojos. Eros, con la armadura abollada y manchada de sangre seca, caminaba entre sus hombres, el rostro endurecido por la furia que le apretaba el pecho. La derrota del día anterior lo consumía, el recuerdo de Alexandra burlándolo quemándole la mente como ácido. Un espía llegó, jadeando, con un pergamino sellado. "Informe, majestad." Eros lo arrancó de sus manos, rompiendo el sello con dedos temblorosos. El texto era claro: el campamento de Lumeria estaba en celebración, soldados bebiendo alrededor de fogatas, nobles brindando, sin patrullas visibles. Eros sintió un destello de triunfo, su odio transformándose en un plan crudo. "Están relajados", gruñó, los ojos encendidos. "Creen que me rompieron. Atacaremos esta noche."
Reunió a sus generales en un claro bajo un roble t