30-El DUEÑO.
–¿Puedes subir un poco la cama?, por favor.
Anuk le dió a la palanca para que él quedara más que acostado sentado.
–Gracias, ahora necesito un poco de agua, tengo la garganta seca. ¿Cómo te enteraste?
–Dante me llamó hace un rato –le dió agua –me lo contó todo. El señor que salvaste, estuvo por aquí, ya le dieron de alta, dice que en unos dias se incorpora al trabajo –Anuk suspiró profundo y se volvió a sentar –estas loco, ¿sabes que podías haber muerto?
–Es mi negocio, por lo tanto es mi responsabilidad, no iba a dejar que ese hombre muriera.
–Buenas tardes –dijo Dante asomándose a la puerta.
–Entra –le dijo Lev.
–Miren a quienes traigo –entró con Dante Megan.
–Creo que ya te vas hoy –le comentó Megan –solo déjame verte la herida y cambiarte las vendas.
–Anuk –habló Helen que también habia llegado a ver a Romanov –Lev no va a poder estar solo por unos dias, ¿crees que podrías...no sé, pasar por su casa a diario?
Anuk se sintió incómoda. ¿Poqué esa propuesta de Helen? ¿Acaso se imagi