-Vaya, esto si que es una sorpresa-contestó Anuk. -Somos dos los sorprendidos-le respondió Romanov mirándola de arriba a abajo-me acabo de enterar que eres tía de Matias. -Asi es. -Es raro que nunca nos hayamos visto antes, Helen y Dante son como mi familia. -Viví bastante tiempo fuera del país, regresé hace poco, supongo que debe ser por eso. Romanov no hacía más que detallarla, Anuk era una muchacha de unos veinte y tantos años, trigueña de pelo corto, de una estatura normal, ni muy pequeña ni muy alta, aunque claro, al lado de él se veia bajita, Romanov era el clásico ruso, rubio, de ojos azules y altísimo, además tenía un cuerpo robusto, mientras que ella era menuda, atlética. -¿Consideró mi propuesta?-le preguntó ella de la nada. -¿Parezco ser un hombre que cambia de parecer?-le preguntó él muy serio. Anuk tragó en seco, realmente era un hombre imprecionante. -Bueno, solo le repito lo que ya le dije, creo que si...nos ayudamos mutuamente va a ser beneficioso par
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