Cuando Mikkel despertó a la mañana siguiente, sintió como si un tren lo hubiera arrollado, todos los músculos del cuerpo le dolían, cada parte, hasta la más mínima.
Su rostro era un mapa hinchado y amoratado, al abrir los ojos se dio cuenta de que estaba en la habitación de un hospital, al voltear vio a Astrid a su lado, se había quedado dormida en el sillón tenía la cabeza apoyada en el borde de su cama.
Sintió lástima por ella."Está muy enferma", pensó, "y aún así se preocupó por quedarse".
—Astrid —llamó para despertarla, ella abrió los ojos, parpadeando, aún con sueño.
—Mi amor, has despertado, me tenías aterrada, mira nada más cómo te han dejado, ese hombre debe pagar por esto —dijo, su voz mostraba la preocupación y aflicción que sentía.
—Ve a descansar al hotel —dijo él— debes de estar en reposo, esto te puede hacer daño, tu médico ha sido claro,, no debes esforzarte para nada.
—No —respondió negando con la cabeza— no pienso irme, me quedaré hasta que te den de alta, mi lugar