Cuando no esté contigo mi CEO despiadado
Cuando no esté contigo mi CEO despiadado
Por: Mila Dalvi
Esposa sustituta

Una fuerte bofetada se escuchó en la habitación de Lía Andersen.

—¡Realmente me has decepcionado! ¡Yo merecía este matrimonio, no tú, y aquí estás robándomelo como si nada! ¡Eso es tan desvergonzado de tu parte!

Lía se cubrió la mejilla enrojecida, y miró a su media hermana con incredulidad.

—¡Vera, esto no es justo! ¡Yo no pedí este matrimonio! Ni siquiera lo quiero, ¡Fuiste tú quien arruinó el compromiso con tu mala reputación! Debiste comportarte.

Lía había pasado la mañana en su taller de motos, el lugar donde pasaba la mayor parte del tiempo, pensando en si debía huir para no cumplir ese compromiso, pero al pensar en su padre en la cárcel, decidió casarse.

Ahora estaba ahí, viendo a Vera furiosa parada frente a ella con los brazos cruzados, de no ser porque arruinaría el vestido, hubiera respondido a la bofetada.

Vera había sido la prometida original de Mikkel Skarsson, el CEO de una de las familias más ricas de Copenhague. Ella lo deseaba desesperadamente, con él tendría dinero, poder, y una vida de lujo.

Había soñado con ser la señora Skarsson, con fiestas, lujos y status.

Pero los Skarsson investigaron sobre ella, y descubrieron que en las fiestas universitarias se acostaba con cualquiera, los rumores la describían como una vergüenza, así que fue rechazada.

Ahora Lía era la sustituta, ella sería quien salvara a su padre de la ruina y la cárcel por sus deudas fraudulentas.

Clara su madrastra entró en la habitación, con su acostumbrada sonrisa falsa.

—Vera, basta, Lía tiene que casarse hoy, es lo mejor para todos,sobre todo para tu padre, lo sabes.

Vera se volteó hacia su madre, llorando falsamente.

—Mamá, ¿Por qué la defiendes? ¡Mikkel era mío! ¡Yo soy la que debe casarse con él! Es rico, guapo, poderoso. ¡Está mecánica barata no lo merece!

Clara suspiró, a nadie más que a ella le hubiera gustado que su hija se casara con Mikkel, era ambiciosa y manipuladora, había presionado a su esposo para que arreglara el matrimonio y así poder salvar la empresa.

No estaba dispuesta a renunciar a su estilo de vida, robar la herencia de la madre de Lía había sido fácil, ahora usaba a Lía para sus fines.

—No, hija, los Skarsson te rechazaron por tus errores, Lía tiene una reputación limpia, tu padre irá la cárcel si no se casa, recuerda que lo hacemos por la familia.

Al escucharla, Lía sintió que algo explotaba dentro de su cabeza. De pronto sintió que el aire le faltaba.

No entendía porque Vera la odiaba tanto, siempre había sido envidiosa, robándole todo con ayuda de Clara. Quería a Mikkel solo por el dinero, no porque le importara.

Su padre, Lars, era un hombre débil, fácilmente manipulable, justificaba las acciones de Clara, diciendo que lo hacía “por la familia.”

—¡Cállate! —Gritó Lía, sin poder contenerse —¡Vera, tú arruinaste tu oportunidad! No quiero casarme con ese hombre, y no entiendo tu obsesión con él.

—¡Es rico y guapo! ¡Yo lo merezco más que tú, mecánica de quinta! ¡Si no puedo tenerlo, tú tampoco!

De pronto, sin que Lía lo esperara, Vera se lanzó sobre ella, intentando quitarle el vestido de novia.

—¡Quítatelo! ¡No lo mereces! —Lía retrocedió, sorprendida, los ojos de Vera habían enrojecido.

—¡Déjame en paz! —gritó Lía, Clara solo las veía sin detener a su hija.

Dos empleadas entraron corriendo al escuchar el escándalo, sujetaron a Vera que pataleaba y gritaba.

—¡Suéltenme! ¡Ella es una maldita impostora! ¡Mikkel me pertenece, él me había elegido a mí!

Clara fingió calmar a su hija, aunque por dentro aquella escena le divertía.

—Vera, basta, compórtate, Lía,tienes que bajar ya, el juez espera para iniciar la ceremonia.

Vera retrocedió al escuchar la voz de su madre, mirando con infinito odio a Lía, su respiración era entrecortada por la furia.

—¡Bien! Pero verás como te humillaran allá, estoy segura que Mikkel te odiará por ser la segunda opción.

Lía sentía que su cuerpo temblaba, pero no lloró, no iba a darles ese gusto.

“¿Por qué tengo que ser yo quién pague por los errores de mi padre?” Pensó, “papá firmó esos documentos falsos por culpa de Clara, y ahora esperan que yo los salve.”

Lo que más le dolía era pensar que podría perder su taller, no sabía si los Skarsson le permitirían trabajar de mecánica.

La planta baja estaba decorada con bellas flores, las sonrisas de los invitados eran hipócritas todos sabían que era un matrimonio por conveniencia.

Lars esperaba junto al notario, su expresión era tensa, cuando vió a Lía bajar, se acercó a ella.

—Hija…

—No digas nada —lo interrumpió —no hagas esto peor de lo que ya es.

Lars asintió, bajando la mirada.

El notario extendió los documentos sobre la mesa.

—La ceremonia se efectuará conforme a la ley, el señor Skarsson ha firmado su parte.

Lía miró aquella hoja.

“La boda que algún día soñé se redujo a esto, a un frío contrato.” Pensó con tristeza.

Su mano tembló al firmar, luego dejó la pluma a un lado, con fuerza.

—Felicidades, ya hice lo que querían —dijo con amargura.

Lars alzó la mano, intentando tocarla.

—Hija, por favor… —Lía se apartó, evitando su toque.

—Ya no soy tu hija, ahora soy la esposa de un desconocido.

Los invitados aplaudieron, celebrando falsamente, Lía entendió en ese momento que su libertad, y su vida anterior, habían terminado.

“Papá irá a la cárcel sin este matrimonio.” Pensó, recordando las deudas. “¿Cuanto más tendré que sacrificar por él?”

Esa noche un auto negro la esperaba, nadie salió a despedirla, en realidad su familia estaba feliz de que se marchara, un chófer bajó del auto y abrió la puerta trasera para que ella subiera.

Minutos después, el auto se detuvo frente a una enorme y lujosa mansión, un mayordomo, con un traje que le recordó a un pingüino, salió a recibirla.

—El señor Skarsson la espera en la biblioteca —dijo el mayordomo, después de saludarla con una leve reverencia.

Lía entró en la mansión y siguió al mayordomo por un largo pasillo, las paredes estaban llenas de retratos familiares, todos eran hombres, las dinastía Skarsson,

Lía sintió un escalofrío al verlos, todos ellos le parecieron tan fríos como aquella mansión.

Al llegar frente a la puerta de la biblioteca, el mayordomo le indicó entrar, Lía respiró profundo y abrió la puerta.

Dentro estaba un hombre, se sorprendió al ver que era mayor, con el cabello blanco.

“No puede ser.” Pensó Lía, su familia le había dicho que Mikkel era un hombre joven, la habían engañado, era una tonta, debió de haberlo investigado.

El hombre se levantó del sillón detrás del escritorio, y la saludó con formalidad.

—Bienvenida, muchacha —Lía se quedó inmóvil, confundida.

El hombre se le quedó mirando, analizandola.

—Siéntate de favor, tenemos que hablar —dijo, sentándose, y señalando la silla frente a él.

Lía se sentó, su postura era rígida, tensa.

“¿Por qué parece tan calmado? Esto es una locura, este hombre es muy mayor como para casarse.” Pensó en el escándalo que había armado Vera, ¿Acaso todo había sido un teatro?

El hombre alzó la taza de té frente a él, y tomó un sorbo.

—Sé que esto es inesperado, y que tal vez fuiste obligada.

Lía lo escuchaba, inmóvll, solo lo miraba.

—Mi padre está en problemas, como usted bien sabe, de no casarme, iría a la cárcel.

Él hombre suspiró.

—Las familias a veces hacemos esto, pero dime, ¿Qué es lo que piensas?

—No quiero este matrimonio, no con un hombre al que no conozco, dígame, ¿Se siente bien obligando a casarse con usted a una mujer joven? ¿No le da vergüenza? —Lía prefirió ser directa.

El hombre empezó a reír, Lía sintió que su rabia crecía.

—No muchacha, ha habido un malentendido, soy Henrik Scarsson, el abuelo de Mikkel, tu esposo.

Lía parpadeó varias veces, se sintió aliviada.

—¿Entonces por qué es usted quién me ha recibido?

Henrik se levantó apoyándose en su bastón.

—Porque yo organicé este matrimonio, anda, acompáñame al despacho, te presentaré a tu esposo.

Lía lo siguió, su corazón latía de prisa.

Cuando entraron al despacho, Lía vió a un hombre parado frente a la ventana, era muy alto, de espalda ancha, fumaba un puro.

Henrirk dijo:

—Él es tu esposo, Mikkel Skarsson.

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